Dicen que tengo una mirada misteriosa.
Y es que adentrarse en el mundo del sexo de pago te abre las puertas a infinidad de experiencias que no siempre puedes compartir con los demás. Incluso la decisión de ser escort viene dada por una serie de circunstancias que tampoco siempre puedes compartir. Las escorts vivimos una realidad desconocida para los demás. En foros, en sitios web dedicados al sexo de pago, e incluso en nuestro día a día, nos encontramos con personas que se preguntan curiosamente por qué hacemos lo que hacemos.
Y esto es así debido al estigma recalcitrante que recae sobre nosotros, tanto trabajadorxs como clientxs, tanto putas como puteros. La sociedad nos desprecia en muchas ocasiones; hay una censura incuestionable por parte de esos típicos individuos que creen estar en posesión de la verdad, que hace que tengamos que callar, que nos obliga a que nuestra realidad quede encerrada en la habitación de un hotel.
Con este diario pretendo echar un pulso a esta sociedad censuradora sin conocimiento de causa, y compartir mi realidad con mis clientes, así como también con otrxs profesionales del sexo del pago, y finalmente, con cualquier persona dispuesta a abrir un poco su mente y replantearse su opinión acerca del sexo de pago, pues como dice aquella famosa frase, “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira“.
